Tras el confinamiento el huerto comunitario ha vivido una etapa "rara", adaptándose a la normativa vigente, respetando espacios, distancias, mascarilla y limpiando manos, herramientas, grifos, etc... poco a poco nos volvíamos a encontrar con nuestra tierra y con nuestras vecinas y vecinos hortelanos.
Era difícil no poder compartir y vivir esta experiencia acompañado/a de otras y otros hortelanos pero la situación nos lo exigía e hizo que el verano y otoño fuera difícil desde el punto de vista de la convivencia y la comunicación.
Pero la vida y la actividad del huerto no paró y el verano dió mucho de sí:
- Quitar toda la maleza que creció en el confinamiento, maleza de 1.50m
- Preparar la tierra y sembrar con mucha prisa ya que el tiempo se nos echaba encima.
- Barnizar los bancos: una mano de barniz y así le damos nueva cara.
- Caseta: reacondicionarla con las perchas y baldas.
- Tuberías de plantas aromáticas: mira que nos están dando problemas siempre, asi que también les tocaba reparar fugas y meter algún enlace.
- Recoger las cosechas:
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